Cinco personas en un bar.
O cinco personas solas, una a una, en cinco bares distintos.
Cinco hijos de su tiempo.
Cinco “hijos” de la era Kennedy.
Y los cinco viviendo –reviviendo-, a golpe de recuerdo y trago largo, lo que ha sido y no ha sido de sus vidas y del tiempo que les tocó vivir. ¿Cualquier tiempo pasado fue mejor?
Los cinco, desde el escenario, tienden una mano al espectador y le invitan a un viaje en el tiempo: la década de los 60 (del siglo ya pasado), cuando todo estaba por hacer y todo era posible.
La década de los jóvenes, de los derechos de la mujer, del Poder Negro, el movimiento gay y la contracultura; la de la guerra del Vietnam, los misiles nucleares y el bloqueo de Cuba; la del movimiento hippie, el muro de Berlín, el mayo francés, la píldora anticonceptiva y el “Haz el amor, no la guerra”.
La década de la bohemia y la disidencia.
La década del amor libre, la psicodelia y el pacifismo a ritmo de marihuana.
La década musical por excelencia. La década de los Beatles, la de Janis Joplin y Jimi Hendrix, la de Bob Dylan y Joan Baez, la de Woodstock 69, “Hair” y “All you need is love”.
La década de Martin Luther King, el Che Guevara, Neil Armstrong y Marilyn Monroe.
La década de John F. Kennedy.
Del asesinato de John F. Kennedy.
Un 22 de noviembre de 1.963.
Hace ahora 50 años.
Hoy el mundo es otro.
Y nosotros, los de entonces, ya no somos los mismos.
¿O sí?
José María Pou